Paz Interior

Muchas veces necesito recordar: “tranquilizate”. Luego dejo que un momento de tranquila meditación me lleve a un estado mental sereno.

Comienzo cerrando mis ojos e imaginando que una calidez fluye desde mi cabeza hacia todo mi cuerpo.

Mis músculos ya no están tensos. Al respirar profundamente, siento vida total.

Al exhalar, estoy cosciente de la presencia de Dios.

Continuo respirando lenta y firmemente. Aquí con Dios, he ido más allá de la tranquilidad; estoy en paz.

Aquí me quedo en la presencia de Dios, y ya no estoy cosciente de mi cuerpo ni de mis alrededores. Cuando esté listo, continuaré el día, descansado y en paz.

“Estad quietos y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”.

Salmo 46:10

Fuente : La palabra diaria