04 de Junio de 2017- Domingo

En el silencio, siento la presencia y la paz de Dios.

Dejar ir
Jesús se retiró al monte para orar. Él se apartó de la multitud y de sus discípulos para estar plenamente presente en el silencio.

Mi “retiro en la cima de la montaña” puede significar buscar tiempo para orar. Bien sea en una capilla, en mi silla preferida, o haciendo un espacio durante un día ajetreado, comulgo con

Dios. En el silencio, me dirijo a mi interior.

En este aposento interno, lejos de las distracciones externas, oro, medito y escucho. Estoy receptivo al silbo apacible y delicado, a la inspiración, a la dirección divina. En unidad sagrada, siento la seguridad y la paz de Dios.

Descanso, haciendo a un lado las preocupaciones. Permito que el amor divino me envuelva. En el silencio, disfruto de paz según dejo ir y dejo a Dios actuar. (F)

Hebreos 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.