La paz mora en el silencio de mi alma.
Paz interna
Soy un ser apacible. La paz es mi verdadera naturaleza. Mi alma gravita naturalmente hacia la gente, los lugares y las experiencias serenas. Existen sonidos e imágenes que avivan la paz en mi corazón. Un arroyo, una brisa que mueve las hojas de los árboles, una fogata o la luz titilante de una vela me brindan solaz. Estos sucesos externos ayudan a sosegar mi mente y mis emociones y me ayudan a estar en contacto con mi paz interna.
Cuando necesite serenidad y quietud, inicialmente puedo recordar una de estas experiencias sensoriales para fomentar mi paz. Pero más que nada, paso tiempo callado en el lugar secreto del Altísimo, prestando atención y meditando. Yo soy una presencia de paz.
Filipenses 4:7
Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.