27 de Octubre de 2017 -Viernes

Soy consolado por la presencia amorosa de Dios en mi corazón.

Consuelo
Después de la pérdida de un ser querido, quizás me sienta abrumado por la pena a medida que lucho por reconciliar mi vida sin esa persona.

Encuentro solaz al dirigirme a Dios en oración. Pongo mi mano sobre mi corazón y con cada latido comienzo a sentir paz. En este momento callado, me entrego a la presencia amorosa de Dios en mí.

El amor es el bálsamo que alivia y consuela, y que mis emociones buscan experimentar. Como un niño que es consolado por un padre amoroso, me siento sustentado y cuidado por mi Creador. Mi vínculo con lo divino me apoya según supero la tristeza. Durante tiempos sagrados de oración, mi corazón es sanado y soy consolado.

Isaías 49:13
¡El Señor ha consolado a su pueblo, y se ha compadecido de sus pobres!