04 de Marzo de 2018- Domingo

Yo soy una expresión radiante de mi Ser eterno y sin edad.

Yo soy una expresión perfecta de mi naturaleza espiritual. Cada célula de mi cuerpo irradia la luz y el amor inherentes a mi esencia divina. Cuando me preocupo por los cambios que son parte del proceso de envejecimiento, malgasto tiempo y energía sin necesidad. No trato de prevenirlos ni negarlos. Tampoco me rindo ante ellos como una realidad negativa. Como escribió el autor C. S. Lewis: “Nunca eres demasiado viejo para fijarte otra meta o para tener un sueño nuevo”. Apaciblemente, le niego poder a cualquier pensamiento negativo acerca de la condición o apariencia de mi forma física. Afirmo con gozo que YO SOY una expresión radiante de mi Ser eterno y sin edad.

Deuteronomio 34:7
Cuando Moisés murió, tenía ciento veinte años de edad; pero sus ojos nunca se le nublaron, ni perdió su vigor.