29 de julio del 2012 - Domingo

Gozo

La luz de Cristo llena mi corazón de gozo.

Cuando mi gozo emana del Cristo de mi ser, éste es inmutable y está lleno de maravilla y poder. La luz de Cristo —el espíritu de alegría grabado en mi corazón— me ofrece gozo eterno. Irradia desde el centro de mi ser hacia la circunferencia de mi mundo. Las condiciones externas no afectan mi júbilo, ya que su fuente es Dios.

El gozo brota desde mi corazón vivificando mi mente, animando mi cuerpo y resplandeciendo en todo a mi alrededor. Mi contento da a mi vida orden y satisfacción perdurables.

Mantengo mi luz crística brillando al compartirla libremente, al sustentarla diariamente y permitiendo que ilumine cada aspecto de mi vida y de la vida de otros. El gozo de Cristo es mío hoy y por siempre.

Tendrás gozo y alegría.—Lucas 1:14