La esencia y energía de Dios son libres e ilimitadas y, como he sido creado a Su imagen, yo no puedo ser restringido. Gracias a la comunión consciente con Dios comprendo que la libertad es una cualidad del Espíritu. Al conectarme con el Espíritu en oración y meditación, comienzo a experimentar y a conocer un tipo de libertad profunda y auténtica. Si me siento atrapado por las circunstancias de la vida, recuerdo e invoco la libertad por medio del Espíritu que sobrepasa cualquier condición en mi vida externa.

Elimino cualquier pensamiento, sentimiento o acción que ya no me sirvan, me vinculo con la esencia ilimitada del Espíritu en mí y afirmo: Yo soy libre. Yo soy ilimitado.