El Dulce

el dulce El consumo de dulces o pasteles en la dieta ha gozado de numerosas críticas y reproches por expertos en nutrición y endocrinología. Y casi siempre se ha relacionado con el consumo de azúcar. Sin embargo, su consumo moderado puede resultar beneficioso.

A no ser que se esté realizando una dieta de pérdida de peso o el especialista le haya prohibido expresamente su consumo, el azúcar no tiene por qué eliminarse de una dieta equilibrada. Sin abusar de él, es un ingrediente indispensable puesto que es el combustible del músculo y la forma más fácil de proporcionar energía de rápida absorción. De hecho, este componente nutritivo es adecuado para los atletas, alpinistas y para quienes realizan un ejercicio físico fuerte, puesto que les permite reponer fuerzas en poco tiempo.

Sin embargo, la mala fama ha acompañado a este nutriente a lo largo de la historia. Y es que ha contribuido a la propagación de algunos problemas dentales y de la obesidad por varios motivos, según algunos especialistas.

-La difusión de bebidas estimulantes (café o té) y los refrescos han incrementado el consumo de azúcar.
-Los alimentos azucarados no se utilizan normalmente como comida básica, sino de complemento. De hecho, la apetencia por ellos surge al margen de la sensación de hambre (por ejemplo, postres azucarados).
-La industria pastelera ha puesto en juego su imaginación para ofrecer al consumidor una variada gama de productos azucarados que no siempre son saludables.

Pero la culpa no es exclusiva del azúcar. Los dulces que se suelen consumir suelen contener grandes cantidades de azúcar (más de la recomendada). Pero además, suelen elaborarse con harinas muy refinadas, las mejores para dar a los alimentos ese aspecto tan esponjoso y atrayente, pero de escaso valor nutritivo. Asi mismo, contienen grasas vegetales o animales, cuyo aporte a la dieta es únicamente calórico.

Consulte a su médico. 
 
Fuente : Ondasalud