Cómo mantener una actitud positiva

Cómo mantener una actitud positiva   Usted puede generar una actitud positiva ante la vida, si sigue una serie de principios básicos que le ayudarán a lograrlo. 

El primero de ellos le invita a pensar que no debe juzgar el día por el clima porque terminará creyendo que su vida es incolora y totalmente negativa; de ahí la importancia de establecer un cambio mental que le dé opciones de crecer personalmente.

El segundo es cambiar la manera de empezar el día para que surja en usted una actitud mejor, una actitud abierta. Una vez que ha decidido empezar el día en forma positiva, no permita que aquello que se encuentra fuera de su control afecte su actitud, influya en sus decisiones o determine su comportamiento.

Para lograr todo esto, hay otro principio que vale la pena que analice:

Protéjase de los mensajes negativos que llegan a su mente a través de los sentidos. Este puede resumirse así: Te convertirás en aquello en lo que piensas constantemente. Los pensamientos que guardas en tu mente moldean la persona en la cual te convertirás, influyen en tus decisiones a corto y largo plazo y en tus determinaciones diarias. Es así de simple. Es tan simple que es inconcebible, que muchos de nosotros no lo descubramos nunca.

Todo lo que entra en su mente a través de los sentidos, ya sea de manera consciente o inconsciente, queda grabado en ella para siempre.

Toda acción esta precedida por un pensamiento y a su vez todo pensamiento es el resultado de aquello que entra y encuentra cabida en nuestra mente.

Por esta razón, si se logra controlar aquello que entra a nuestras mentes, ya sea a través de lo que leemos, lo que escuchamos a través de la radio, o lo que vemos en la televisión, podremos controlar nuestros pensamientos y por ende, nuestras acciones.

¿Por qué la mayoría de las personas no controlan lo que entra en sus mentes?

La respuesta tal vez radica, por lo menos en parte, en el hecho de no ser totalmente conscientes del poder que nuestros pensamientos pueden ejercer sobre nuestras acciones. Un pensamiento no equivale a más de una décima de voltio de electricidad. Sin embargo, esta décima de voltio de electricidad ejerce una gran influencia en nuestras emociones y en nuestras acciones.

Los pensamientos que albergamos en nuestra mente no sólo afectan nuestro estado de ánimo, nuestras acciones y planes, sino que también provoca respuestas en nuestro cuerpo.

Siga por un momento este ejercicio para que pueda apreciar el poder que un pensamiento puede tener sobre usted: Piense en un limón. Imagínese cortándolo en dos mitades. Imagínese sacando las semillas con la punta de un cuchillo. Tome el limón, llévelo cerca de su nariz y aspire el olor de ese limón recién cortado. Visualícese exprimiendo todo su jugo en su boca y mordiendo la pulpa del mismo.

Si realizó este ejercicio visualizando lo que le estaba describiendo, es posible que haya experimentado la respuesta de tus glándulas salivares ante esta imagen. Sus glándulas salivares responden inclusive al simple pensamiento del limón. Este pensamiento produjo una respuesta fisiológica en su organismo

De la misma manera, sus pensamientos tienen la habilidad de provocar emociones y estados mentales específicos. Pensamientos positivos provocan emociones, sentimientos y acciones positivas. Pensamientos como la alegría, el amor, la autoestima, un sentido de saber hacia donde vamos, traen como resultado entusiasmo, energía, dinamismo, paz interior. De otro lado, los pensamientos negativos como el resentimiento o el miedo, producen resultados negativos como la tensión, la ansiedad, la fatiga y otra serie de sentimientos y emociones que no nos permiten avanzar.

Comience a prestar más atención al tipo de información que permite que llegue a su mente y reemplace la negativa con aquella que le ayude a desarrollar una visión positiva del mundo, a afianzar las cualidades triunfadoras que ya existen dentro suyo, para que pueda hacer de su mente subconsciente su mejor aliada en el camino hacia la realización de sus sueños.

Recuerde que su subconsciente aceptará toda la información que le brinde, sin discriminar lo positivo de lo negativo; lo cierto de lo falso; lo bueno de lo malo.

Está en sus manos decidir qué clase de información desea que entre a su mente subconsciente. ¡Es su decisión!