Cuando los niños mienten

mentirososLos niños cuando estan en edades entre los 3 y los 5 años crean su propio mundo donde la realidad es otra y crean personajes y un tipo de vida totalmente diferente al aque llevan con su familia. Algunas veces involucran a los adultos como un apoyo en sus juegos irreales para asi darle el realismo que ellos buscan, tienen amigos imaginarios y se ponen nombres de cuentos o progaramas de televisión fingiendo ser en realidad estos personajes.

Cuando los niños son pequeños generalmente mienten sin inteción de algo malo, mentir se convierte para ellos en un juego pues es parte de ese mundo que crearon para divertirse.

Según los psicólogos infantiles, para mentir tiene que haber una intención y un objetivo, lo que recién se establece con el desarrollo del pensamiento a los 6 años, donde el niño ya es capaz de discriminar la verdad de la mentira. Aunque no siempre está conciente de lo que es mentir, muchas veces lo hace para evitar un castigo o llamar la atención. “Si bien, moralmente la mentira es mala, primero hay que evaluarla de acuerdo al contexto, ya que tiene que ver más con el entorno que rodea al niño que con una intención de él. En forma espontánea tiende siempre a decir la verdad, en cambio la mentira se aprende, y es un recurso muy usado de salvación de situaciones”, afirman los expertos.

¿Por qué miente?

A medida que el niño va creciendo, mas o menos a los 6 años que es cuando ya adquiere mas conciencia de sus actos y analiza de una forma estrategica que mintiendo puede lograr adquirir ciertos beneficios engañando de cierto modo a sus padres y el resultado es muy posotivo para él, lo empieza a hacer con frecuencia y es aquí donde viene el problema, es necesario que los padres se percaten de esto y en caso tal de salirse de las manos consultar con psicológo.

A medida que el niño va creciendo, es más fácil que recurra a mentiras interesadas, por ejemplo, para evitar responsabilidades o castigos por sus acciones. Si bien esta es una estrategia natural que el niño ocupará, va a depender del manejo que realicen los padres si se convierte en algo permanente o pasajero. Para evitar que se mantenga en el tiempo, se recomienda hablar con el pequeño para explicarle la importancia y los beneficios de la verdad, la honradez y la confianza, junto con ejemplificarle cuáles son las consecuencias de mentir, por ejemplo sentirse mal con uno mismo y además, generar desconfianza en los otros.

La rigidez o las altas exigencias también pueden provocar en los niños temor al castigo y motivarlos a mentir. Si un padre lo obliga a sacarse buenas notas y lo reta violentamente si le va mal, entonces el niño empieza a copiar en pruebas para que le vaya bien u ocultar la nota para evitar la sanción. Los papás deben preguntarse qué está llevando a su hijo a mentir, a pesar que la honradez sea un valor que le hayan inculcado como padres.

¿Cómo deben reaccionar los padres?

Los psicólogos explican, que los papás siempre deben cuestionarse cuando su hijo miente, ver por qué lo hace, cómo han actuado antes, si han sido muy exigentes o restrictivos con él. Si bien la mentira nunca se debe dejar pasar, los padres no deben castigar inmediatamente, si no preguntarle por qué lo hizo, y darle la confianza necesaria para que diga cuáles fueron sus razones.

Si un niño escucha que su mamá dice cuando la llaman al teléfono que no está, siendo que realmente no quiere hablar con la persona, le está diciendo a su hijo, indirectamente, que mentir es aceptable y estará modelando su conducta. Y lo más seguro es que el niño no pueda entender que algunas mentiras se “pueden” decir mientras que otras no. “Es bueno que los padres le expliquen por qué a veces ellos dicen mentiras “piadosas”, y que les hagan ver que eso no es lo mejor, y que no debe ser lo habitual, afirman los espertos. El niño necesita conocer un mundo real, donde un adulto miente pero se retracta, pero no decirle por ejemplo, tu mamá nunca miente, porque eso no es cierto y él lo va a comprobar a lo largo de su vida.

El contexto ideal para evitar las mentiras en los niños, es uno en el cual pesa más decir la verdad que evitar un castigo. Los padres debieran felicitar a su hijo cuando es capaz de reconocer aquello que le es difícil y lo enfrenta a pesar de saber que a los papás no les va a gustar. Si lo sancionan a pesar de haber dicho la verdad, no le estarán enseñando los beneficios de la honradez, por lo tanto, el castigo deberá ser menor, utilizando la honradez como un atenuante. Frente a las trampas, es importante reforzar el orgullo de obtener algo a través de sus propios méritos, haciendo énfasis en el esfuerzo, por ejemplo, más que en el resultado final.

Consulte con un psicólogo.

Fuente : www.padresok.com