Cuando el esposo queda sin trabajo

desempleadoLa realidad de un esposo y de un padre que perdió el trabajo es complicada y muy dura. Puesto que se vienen diferentes complicaciones en la pareja y en el hogar, incluso desesperante porque no se sabe cuánto durará.

Cuando los que alguna vez en su vida han quedado sin empleo, la sensación es confusa y desconcertante. Para la mayoría de los hombres la sola idea de perderlo es aterradora, de saber que su casa seria un hogar estable en la medida que tengan trabajo. En la inmensa mayoría de los casos, los hombres se entregan profesionalmente en un 100% y dan lo mejor de sí, entonces cuesta entender la situación.

Sin duda, la personalidad juega un papel relevante al momento de enfrentar la pérdida del trabajo, independiente del cargo, puesto o sueldo que tenían. Existen hombres positivos, seguros de sí mismos y bien dispuestos a salir adelante como sea. Otros, en cambio, tienden a rebelarse, a culpar a todos los que lo rodean de su situación y son incapaces de ver la mano que algunos tratan de tenderle.

Al principio, los hombres tratan de seguir con la rutina a la que estaban acostumbrados, pasando muchas horas fuera de la casa: van a ver a los amigos, fijan algunas entrevistas, hacen uno que otro contacto; la idea es no estar en la casa.

El mal humor y la irritabilidad se hacen más potente cuando ya no hay más donde ir, cuando no hay más entrevistas, cuando nadie llama; Aquí el panorama empieza a tomar otro color y otro sabor. Aparece también la rabia; porque existe la sensación de abandono y de traición por parte del entorno. En otros, aflora la desconfianza, la inseguridad en sí mismo o, incluso, una fuerte amargura. Provocando angustia en los hijos y en la madre-esposa la que empieza a cargar, con el peso anímico de la familia.

En la mayoría de los casos cuando el marido se queda sin trabajo, las mujeres pasan a ser el roble del jardín. Porque se convierten en el apoyo al que todos recurren y si además trabaja, su ingreso pasa a ser vital.

La mujer en general entiende y acepta el mal genio, el mal carácter y las malas caras del marido; trata de ingeniárselas para salir del paso. Solas, muchas veces, se toman los tragos amargos, pero lo que sí se les cuesta trabajo es tener al marido muchas horas en la casa.

Por eso es importante organizarle o asignarle algunas tareas para hacerle más llevadero el ocio. Donde ellos se sentirán útiles y pronto las aguas vuelven a su cauce y esa experiencia intra-hogareña también puede transformarse en algo valioso para el futuro.

Este es un problema que afecta a todos en la casa, no sólo al matrimonio. También a los hijos. La familia es un equipo y debe enfrentar unida la situación, y no dejar que ese difícil momento afecte los vínculos familiares.

Los hijos pueden llegar a reaccionar de acuerdo a lo que han visto en su casa. Si están acostumbrados a un papá trabajador, responsable, tienden a simpatizar con lo que él está viviendo; por el contrario, si lo que han visto es un padre inconstante, flojo, sin ideales profesionales, tienden a culparlo y pensarán que si lo echaron, es por culpa suya.
    

Pero de cualquier forma los hijos que están en edad de entender no deben juzgarlo y si la situación está al límite, que sepan acogerlo en su depresión. Cuando vean que no duerme bien, que ha bajado de peso, que no tiene fuerzas para salir a buscar trabajo que lo acompañen y ayuden, indirectamente, a buscar trabajo.
 

Se sabe que vivimos en una sociedad competitiva, individualista, donde se valoran más las apariencias que las esencias. El hombre siente que estar sin trabajo lo marca negativamente, que a nadie le importa lo que a él le pasa y que por lo mismo es mejor no exhibir su problema, ni demostrar sufrimiento. Quien está sin trabajo tiene que darse ánimo y escuchar a todas las sugerencias que le hagan, por descabelladas que le parezcan. Por ello es vital que mantenga el contacto con sus amigos y antiguos compañeros de trabajo.

No aferrarse a esquemas rígidos de cargos a los que aspira; sobre todo porque es un hecho innegable que es más fácil encontrar un mejor trabajo una vez que se está dentro del mercado laboral.

A quienes rodean a una familia que está pasando por este problema no les faltan áreas en qué ayudar: una palabra de aliento, compañía , ideas y si se puede, medios materiales.

No se debe perder nunca la confianza en si mismo. No pensar que se denigra por aceptar un trabajo inferior al que tenía. Tocar todas las puertas que se pueda. Asumir que una situación así la puede vivir cualquiera . Nadie tiene el futuro comprado y no es obligación de que a uno le vaya siempre bien...

Fuente : Encuentra/Marta Fresno