¿Usted miente?

¿Usted miente?  Mucha gente miente cada día y muchos lo hacen sobre todo cuando conocen a alguien y quieren mostrarse ante ellos agradables y competentes. Sin embargo, el tipo de mentiras que cuentan los hombres y las mujeres son diferentes, según un estudio sobre el tema.

Unos mienten para sentirse mejor o para convencer a los demás de que se sienten bien. Otros mienten para aparentar más competencia frente a la vida y en sus actividades cotidianas. Otros porque siempre han mentido y esta actitud forma parte de su vida cotidiana.

Asi mismo, a los niños se les enseña que la honestidad es el mejor modo de vida. Sin embargo, también les decimos que es educado agradecer y afirmar que les ha gustado un regalo que han recibido, aunque realmente lo aborrezcan. De este modo, los más pequeños adquieren mensajes a menudo contradictorios que les invita a mentir, un comportamiento que tendrá sus repercusiones en su vida adulta.

Por otra parte, las mentiras que cuentan los hombres y las mujeres son diferentes en contenido, pero no en cantidad. Por ejemplo, los hombres suelen mentir para aparentar ser mejores de lo que creen que son. Por el contrario, las mujeres tratan de mostrarse ante sus interlocutores como personas felices con lo que tienen y hablan de tal forma que la otra persona se convence de que se siente bien.

Averiguar si es cierto que las personas solemos mentir y que la mentira forma parte de nuestra vida diaria fue el objetivo de un grupo de investigadores. Y los resultados que obtuvieron fueron concluyentes: sí mentimos. Y más de lo que imaginamos.

Para comprobar lo que ya suponían, este grupo de investigadores, liderados por un psicólogo, pidieron a un grupo de estudiantes que conversaran con una persona a la que no conocían previamente durante diez minutos. Se les acompañó a una sala privada y, sin que ellos tuvieran conocimiento, grabaron la conversación – al final de la charla se les pidió su consentimiento para utilizar los resultados de la grabación-.

A un grupo de estudiantes se les pidió que trataran de parecer agradables frente a su interlocutor. Un segundo grupo tenía que convencer de que eran personas muy competentes y un tercer grupo no tenía que aparentar nada.

Todos los estudiantes pudieron analizar, junto con los psicólogos, la charla que mantuvieron con esa persona desconocida. Y se sorprendieron de que mentían mucho más de lo que habían imaginado. Algunos, los más extremistas, llegaron a inventar una vida paralela como por ejemplo, que eran estrellas de rock.

Fuente : Ondasalud