Todas las personas son la esencia de Dios, y siento gratitud porque cada una de ellas tiene el potencial para la paz. Doy gracias por la oportunidad de practicar y experimentar la confraternidad, promoviendo la paz en mi mundo. Cuando vivo partiendo de la serenidad, contribuyo al mundo en general, aumentando el positivismo e inspirando a los demás a hacer lo mismo.

La armonía de Dios une a todos los seres humanos en Dios. Trabajo para sanar cualquier agravio y dejar ir los pensamientos y sentimientos negativos. Me perdono y perdono a los demás. Gracias a la oración y la meditación, me conecto conscientemente con la paz en mí y utilizo el poder de la armonía.

Juan 14:20 En aquel día ustedes sabrán que yo estoy en mi Padre, y que ustedes están en mí, y que yo estoy en ustedes.