Viendo a mi alrededor, me pregunto: ¿Estoy plenamente consciente de las maravillas por doquier? Puede que me haya quedado dormido a la verdad de que todo es posible en la luz de Dios. Cuando despierto, todo cambia. La vida se convierte en un viaje vibrante y gozoso, y hasta las cosas pequeñas cobran mayor significado.

Al mirar a otra persona veo la expresión única y divina que vinieron a ser. Siento los vínculos compartidos por cada ser que tiene este planeta como su hogar. Me doy cuenta de que todo en el mundo de los sentidos es una idea divina en expresión. Despierto a la Verdad, veo que la luz divina irradia a mi alrededor, por medio de mí y como yo. Reconozco y respeto lo Divino y en todos.