Vértigo

El término vértigo denota la errónea percepción de movimiento, por parte de la persona quien lo presenta o de los objetos que la rodean; muy diferente del significado de mareo que define inestabilidad o vahído. Cuando aparece la sensación de vértigo es frecuente que el paciente tenga náusea y vómito durante el proceso agudo, muchos llegan a sentir terror. Usualmente dicen: "parecía que la habitación giraba a mi alrededor". 

El vértigo es un síntoma, no una enfermedad como tal. Existen más de 70 enfermedades que pueden producirlo y en el 30% de los casos no se encuentra una razón específica. Existen tres tipos de vértigo:

Vértigo agudo y episódico

Los ataques se producen súbitamente, dura pocas horas y desaparece espontáneamente para presentarse un tiempo después. Una causa frecuente de éste tipo vértigo es la enfermedad de Meniere en la cual el episodio es tan intenso que la persona debe guardar reposo absoluto en cama y en cuarto oscuro, con la sensación permanente de náusea, taponamiento de los oídos y, si se observa detenidamente, se verá que existe un movimiento rápido e incontrolado de los ojos (esto es llamado nistagmus).

Más adelante, en la crisis de Meniere, la persona además del vértigo presentará pérdida de la capacidad auditiva (hipoacusia) o distorsión de los sonidos; también referirá que previamente, a la aparición del ataque, observa luces centelleantes alrededor de los objetos que él enfoca.

La causa de la enfermedad de Meniere es la alteración en el contenido del líquido presente en los canalículos del oído interno, canalículos que participan en el mecanismo que otorga el equilibrio.

Vértigo súbito

Más persistente que el anterior y que disminuye gradualmente con el tiempo (semanas o meses); aquí no hay alteración de la capacidad auditiva. Es frecuente que la causa sea una inflamación del laberinto (laberintitis aguda), estructura localizada en el oído interno, y que es generada por una infección. En la medida en que el proceso infeccioso cede el vértigo va desapareciendo.

Otra causa es el vértigo postural benigno (o vértigo postural benigno), bastante frecuente e inducido por cambio brusco de posición, como cuando la persona se encuentra acostada con la cabeza inclinada hacia la izquierda o derecha y trata de levantarse rápidamente; la molestia puede persistir por semanas y hasta meses.

Vértigo persistente con un desarrollo lento pero progresivo 

Es debido a una enfermedad cuya gravedad va incrementándose con el tiempo. Una causa frecuente son los tumores que comprimen el nervio auditivo; igualmente las meningitis que pueden generar la misma compresión. Otras enfermedades crónicas que inducen el vértigo persistente son la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la arteriosclerosis generalizada y los traumatismos craneanos. 

Exámenes

Las declaraciones del paciente acerca de la aparición y el curso evolutivo de la enfermedad dan una orientación sobre la causa. Además, el médico someterá al paciente a sencillas pruebas de equilibrio, como la maniobra de Romberg, en donde se le pide al enfermo que permanezca de pie con los pies juntos y los ojos cerrados; una persona sin problemas se mantendrá estática, un sujeto con vértigo tiende a desplazarse hacia el lado del oído con el laberinto enfermo.

Existen pruebas más sofisticadas y concluyentes como los potenciales evocados que miden la actividad eléctrica del nervio auditivo al nivel de tronco cerebral. Igualmente el médico sugerirá, en muchos casos, la realización de una TAC (tomografía axial computarizada) o RNM (resonancia magnética nuclear) de cráneo para descartar masas intracraneales responsables del problema.

Los exámenes sanguíneos complementarán la evaluación, descartando enfermedades sistémicas como la diabetes mellitus no controlada, trastornos de la función renal, etc.

Tratamiento

En los casos en que el vértigo es causado por un trastorno permanente de la estructura del oído interno, el cerebro se adaptará a los cambios, y la sensación irá disminuyendo con el tiempo. Su médico le enseñará ejercicios posturales que ayudan a controlar el vértigo.

En los casos de vértigo transitorio existen medicamentos que ayudan a sortear la etapa aguda, y en aquellas situaciones como la enfermedad de Meniere el objetivo de los medicamentos será aliviar los síntomas durante el ataque agudo y como profilaxis para evitar otras crisis.

Se utilizan los antieméticos (anti nauseosos) como la cinarizina que, además, provocan sedación y somnolencia que pueden ayudar a controlar la ansiedad generada por la enfermedad, pero debería tenerse precaución en las personas de edad pues los efectos secundarios de estos medicamentos pueden producir caídas y el riesgo de fracturas en ellos está elevado. Otros medicamentos utilizados son los ansiolíticos (eliminadores de la ansiedad).

En algunas situaciones se recomienda la toma de diuréticos, especialmente en la enfermedad de Meniere. Otra sustancia de uso frecuente son los anticálcicos como la flunarizina y nimodipino que ayudan a prevenir la recurrencias de los episodios; también se utiliza la betahistina una sustancia nueva para el tratamiento del vértigo reccurente debido a la enfermedad de Meniere.

El tratamiento quirúrgico se reserva para un grupo pequeño de pacientes con enfermedad de Meniere, en que los síntomas son tan severos que producen incapacidad y no mejoran con el tratamiento medicamentoso; además, los casos en que los tumores son responsables de los síntomas es evidente que el tratamiento debe ser quirúrgico, por lo menos cuando esto sea posible.

 
Fuente : Internet