Cuando enfoco mi atención interiormente, envío energía al universo. Como Eric Butterworth escribió en su libro En el fluir de la vida: “La vida se vive de adentro hacia afuera. Esto significa que el universo entero está concentrado en el punto donde estás. Más que eso, tú eres el universo expresándose como tú”.

Al reconocer esto, entiendo lo importante que es mantener mi atención enfocada en cosas que me permiten conectarme con mi naturaleza divina. Tomo tiempo para mí. Vivo con una actitud de gratitud. Paso tiempo en oración y meditación, y participo plenamente en mi comunidad espiritual.

Creo un mundo de unidad al enfocar mi atención en la realidad que deseo crear.

Jesús, el Maestro supremo, estuvo plenamente presente para todos a su alrededor, desde los niños hasta las personas que encontraba en su camino. Dedicado a su viaje espiritual, Jesús apartaba tiempo para estar a solas, para orar y descansar; y así poder realizar su obra de enseñar, predicar y sanar.

Me comprometo a estar presente con toda manifestación de vida. Reconozco la importancia de llevar una vida balanceada y aparto tiempo para el descanso. Vivir de esta manera me apoya para estar más presente. En momentos de oración silenciosa, descanso en la quietud. Conectarme profundamente con mi naturaleza espiritual me refresca. Luego, regreso a las actividades del día con vigor y entusiasmo. Siento gratitud por los momentos de oración que restauran y refrescan mi cuerpo y alma.

1 Pedro 1:23 Ustedes han nacido de nuevo